Fotografía de eclipses solares
La fotografía de un eclipse solar es una de las actividades astronómicas más agradecidas y a la vez de las más peligrosas.
Decimos que es agradecida, porque si hemos tenido cuidado a la hora de apretar el disparador, el resultado nos llenará de satisfacción y será motivo de orgullo.
Pero a la vez es una actividad muy peligrosa, pues si no seguimos al pie de la letra los consejos de seguridad, podemos sufrir lesiones muy graves y permanentes que pueden variar desde un enrojecimiento de los ojos hasta una ceguera total.
Las medidas de obligado cumplimiento en toda observación solar son:
- No mirar jamás directamente al Sol.
- No mirar jamás directamente al Sol a través de gafas oscuras, películas veladas, radiografías o cristales ahumados con una vela.
- No mirar jamás directamente al Sol a través de lentes, lupas, oculares, gemelos, prismáticos, telescopios ni demás aparatos de ampliación de imágenes.
- No mirar jamás directamente al Sol a través del visor de las cámaras fotográficas, ni siquiera aún cuando ésta sea del tipo réflex, salvo que se disponga de un filtro adecuado, y nunca más de un minuto seguido.
Una vez conocidas estas medidas de seguridad básica, se debe saber que para fotografiar el Sol sirve cualquier cámara de control manual, especialmente las del tipo S.L.R., siendo preferibles los objetivos de distancia focal larga, de manera que se pueda impresionar el Sol al mayor tamaño posible.
Debemos saber que el diámetro lunar en film es el mismo que el solar, pudiendo emplear dicha tabla para calcular cuál será su tamaño final en el negativo ya impresionado.
El objetivo ideal es un 500 mm, pues nos permite una imagen de casi 5 milímetros, con buenas posibilidades de ampliar la misma si deseamos crear un póster de nuestro trabajo.
Para realizar un reportaje sobre el Sol, ya sea de un eclipse o de las manchas solares, debemos contar con buenos filtros solares que nos protejan de la radiación infrarroja.
Mucho se ha hablado acerca de los filtros caseros, si bien es muy importante decir que sólo son seguros aquellos filtros destinados únicamente a la función de filtrar la luz, dejando las radiografías, los cristales ahumados, los negativos velados y otros similares para otras funciones que no sean la de asegurar nuestra vista.
Lo ideal es emplear unas “gafas de eclipse”, fabricadas expresamente para visionar este tipo de eventos y de venta en ópticas a un precio muy asequible, o un filtro del tipo mylar, ideado para la observación y fotografía solar, si bien podemos disponer como sustituto de un cristal inactínico de soldadura eléctrica de tono superior a doce, pues los inferiores no protegen de las fatales radiaciones.
Conviene recordar que jamás debemos observar a través de estos filtros más de un minuto seguido. Los filtros deben necesariamente ser instalados delante del objetivo del telescopio, y nunca detrás del ocular, pues corremos el riesgo de que el calor concentrado por las lentes haga estallar el cristal del filtro con el consiguiente peligro de lesiones en los ojos.
Si utilizamos una cámara con teleobjetivo, el filtro deberá ir instalado de forma estable delante de la óptica; por ello es necesario disponer de una máquina del tipo réflex o S.L.R. que nos permita observar justo lo que vamos a fotografiar.
Es recomendable emplear un filme de baja sensibilidad, entre 50 y 100 ASA, o menos si es posible.
Debido a que el brillo de la superficie solar no sufre variaciones a lo largo del eclipse, no es necesario compensar la exposición excepto durante las breves fases de totalidad, en que habrá que abrir en un par de puntos el diafragma.
Siempre es recomendable emplear un rollo de película antes del eclipse, para así calcular los tiempos de exposición y diafragmas necesarios para una buena toma.
Tabla para la fotografía de un eclipse solar con film de 100 ASA (21 DIN) a f11.
corona externa: 2 segundos
corona interna: 1/4 segundo
protuberancias: 1/60 segundo
anillo de diamantes: 1/25 segundo
cromosfera: 1/500 segundo
perlas de Baily: 1/1000 segundo
Una buena opción para documentar un eclipse es realizar todas las tomas en un único negativo, siendo necesario disponer entonces de una cámara capaz de hacer exposiciones múltiples.
Dado que el Sol se mueve en el cielo a una velocidad de 15º por hora, con un objetivo de 35-50 mm el astro irá pasando por el campo de visión.
Si orientamos la cámara en dirección sur, de manera que el Sol recorra en diagonal el fotograma, emplearemos algo más de 3 horas para llenar el negativo con distintas imágenes solares y con distintas fases igualmente.
Para obtener imágenes claras, será necesario disparar el obturador cada 5 minutos, siendo imprescindible que la cámara se encuentre dispuesta en un trípode estable, y que las tomas se realicen con la ayuda de un disparador de cable para evitar vibraciones.
Una vez que el Sol se encuentra en la franja de totalidad, se quitará el filtro, haciendo una imagen de un segundo de exposición para resaltar la corona en su máximo esplendor.
Si no disponemos de una cámara de exposiciones múltiples, se puede seguir el Sol manualmente, y realizar imágenes cada 10 minutos, obteniendo así una gama completa de imágenes solares en sus distintas fases.
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