Predicción de los eclipses
Los eclipses pueden predecirse de dos formas diferentes. La primera, que se hizo posible con el desarrollo de la informática, consiste en calcular con gran precisión las órbitas de la Tierra y de la Luna, prediciendo así las posiciones exactas de sus sombras y registrando los momentos en que las sombras se proyectan sobre el otro astro.
La segunda forma, que es la que se ha utilizado desde la época de los asirios y babilónicos hasta nuestros días, consiste en anotar las repeticiones cíclicas de estos fenómenos.
El ciclo más notable con que se repiten es, sin lugar a dudas, el llamado ciclo saros.
Un saros contiene 6 585,3 días (18 años, 10 u 11 días y unas 8 horas), y tras este período se repiten circunstancias orbitales casi idénticas, por lo que se produce un eclipse muy similar, aunque desplazado unos 120° al oeste (por las 8 horas de diferencia, que hacen que la Tierra haya girado 1/3 de revolución).
Un saros contiene 6 585,3 días (18 años, 10 u 11 días y unas 8 horas), y tras este período se repiten circunstancias orbitales casi idénticas, por lo que se produce un eclipse muy similar, aunque desplazado unos 120° al oeste (por las 8 horas de diferencia, que hacen que la Tierra haya girado 1/3 de revolución).
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